De momento tengo la suerte que puedo usar aloevera de mis plantas o de las plantas de algunos amigos para mis jabones y cremas pero antes hay que prepararla y limpiarla.
Primero hay que escoger las hojas carnosas de la planta y cortarlas por su base.
Procedemos a lavarlas bien y a eliminar toda suciedad o resto de tierra y las dejaremos reposar de pie por dos o tres horas de manera que extraigan un liquido amarillo viscoso que puede ser irritante (
aloína). Realmente no me queda muy claro este paso ya que después de leer en mucho sitios si este paso es necesario o no yo por si acaso lo hago, no me cuesta nada y ante la duda más vale prevenir.
Una vez limpia le corto las partes laterales y quito las pequeñas espinitas que tiene.
Luego procedo a pelar la hoja, intentando perlala de la manera más superficial que pueda sin llevar demasiada pulpa.
Una vez retirada un lateral de la piel retiro la pulpa con ayuda del cuchillo, si es una hoja pequeña y no tiene mucha pulpa, quizás te sea más fácil rascar con una cuchara.
La pongo en el baso batidor y a batir. Hará espuma, pero no os preocupéis, le ponemos un film transparente y a la nevera hasta que baje la espuma.
Si no se va a utilizar inmediatamente congelar en cubiteras o en algún culo de botella de plástico vacía.
En jabones la utilizo sustituyendo toda el agua por el aloe vera congelada. Se disuelve la sosa en ella vigilando mucho que no suba la temperatura y que se disuelva completamente esta. A veces me cuesta mucho que se acabé de disolver o hace algún grumo, con mucho cuidado y vigilando que no salpique y usando todas las medidas de seguridad recomendadas para hacer jabones ( ya que estamos manejando sosa que es muy abrasivo y podemos quemarnos) meto la batidora.
Luego tengo la precaución de colar muy bien la lejía al echarla a los aceites, por si hubiese quedado algún granito de sosa sin disolver o se ha quedado algún grumillo.